De la venta de coches a key account manager en ciberseguridad
Marike, de Phished, comparte una historia de la que puede sentirse orgullosa: pasó de ser vendedora de coches y de trabajar en atención al cliente a convertirse en Key Account Manager en un entorno tecnológico, sin formación técnica previa. Esta es su historia, contada con sus propias palabras.
Antes de incorporarte a Phished trabajabas en un sector totalmente distinto. ¿Cómo diste el salto?
«Completamente distinto, sí. Durante años trabajé en el sector de la automoción como comercial en el concesionario, asesorando a clientes. Me gustaba, pero con el tiempo empecé a sentirme estancada. Los días eran siempre iguales y no veía posibilidades reales de crecimiento.
Un antiguo compañero me comentó que Phished buscaba a alguien para atención al cliente y pensé que podía encajar bien. Me animé a intentarlo, sin tener muy claro qué me esperaba.»
¿Cómo fue aterrizar de repente en un entorno tecnológico?
«No tenía ni idea de dónde me estaba metiendo. Me consideraba bastante hábil con la tecnología, así que pensé que no sería tan complicado… hasta el primer día. Durante la incorporación empezaron a surgir términos como DNS, dominios, whitelisting, reglas de Exchange… ¡estaba completamente perdida!
Pero no me rendí. Pasé horas buscando información y bombardeé a mi compañero con preguntas —en aquel momento solo éramos dos—. Luego mi compañero se fue de vacaciones y tuve que arreglármelas sola. Con perspectiva, fue lo mejor que me podía haber pasado. Cuando volvió, ya sabía perfectamente lo que hacía.»
¿Qué te hizo sentir que este puesto era para ti, incluso sin una base técnica?
«Todo empezó en las entrevistas con nuestra COO, Manon. El ambiente era muy abierto y cercano. Sentí desde el primer momento que era un lugar donde podías preguntar, donde no pasaba nada por no saber algo.
Eso era algo totalmente distinto a mi trabajo anterior, donde simplemente tenías que seguir instrucciones y no te cuestionabas nada.»
¿Esa sensación se mantuvo cuando empezaste a trabajar aquí?
«Sin duda. La comunicación abierta está muy presente. Nadie te corta si no entiendes algo o si no estás de acuerdo, siempre que lo expreses con respeto.
Si aportas una buena idea, no se descarta sin más: se prueba. Hay un gran espíritu de equipo y nadie va de jefe. Aquí se confía en las personas y todas las opiniones cuentan.»
¿Cómo se traduce esa cultura de feedback en el día a día?
«Compartimos feedback de muchas formas: en los canales de equipo, en reuniones y en nuestros informes semanales. Estos informes incluso incluyen una pequeña sección tipo “diario”, donde puedes escribir cómo te sientes o qué es lo que te está costando más. Es un espacio seguro para cosas que quizá no te atreves a decir en grupo.
Luego lo comentas en tu reunión individual con tu responsable. Son conversaciones muy abiertas que realmente te ayudan a crecer.»
¿Qué significa para ti asumir responsabilidades como Account Manager?
«Para mí, responsabilidad significa confianza: que confíen en ti para tomar decisiones, liderar proyectos y tomar la iniciativa.
También implica asumir los errores cuando algo no sale como esperabas. Equivocarse forma parte del proceso. Lo importante es poder decir: “Ha sido cosa mía, yo me encargo de solucionarlo”. Esa honestidad genera una confianza real.»
¿Recuerdas algún momento en el que salieras de tu zona de confort y te dieras cuenta de que eras más capaz de lo que pensabas?
«Uno de mis primeros grandes retos técnicos con un cliente fue clave. Él sabía claramente mucho más que yo. Intenté ayudar con lo que sabía, pero en un momento me dijo: “Eso no es correcto, funciona de otra manera”. Fue duro.
Pero lo asumí, pedí disculpas y seguí investigando hasta entenderlo bien. Pregunté, mantuve la curiosidad y acabamos alineándonos completamente, construyendo una relación profesional muy sólida. Ese momento impulsó muchísimo mis conocimientos técnicos. Y sí, sigue siendo cliente nuestro hoy en día (risas).»
¿Te ayudó ver a otras mujeres en roles técnicos o estratégicos?
«Al principio, la verdad es que no me lo planteaba. Eso cambió cuando un cliente me dijo directamente que no me tomaba en serio.
A partir de ahí, ver a mujeres en roles tecnológicos empezó a significar mucho más. Ahora, cada vez que se incorpora una mujer nueva al equipo pienso: “¡Otra más!”. Los estereotipos siguen existiendo, por eso es importante apoyarnos entre nosotras.»
¿Has asumido responsabilidades que no esperabas?
«El equipo ha crecido muchísimo y yo he crecido con él. Hoy trabajo con cuentas clave para asegurarme de que sacan el máximo partido a nuestro producto, y realmente disfruto haciéndolo.»
¿En qué tipo de decisiones sientes que las mujeres son tomadas en serio aquí?
«Sinceramente, en todas. Nunca he sentido que ser mujer jugara en mi contra. Nuestra COO es una mujer y hay muchas mujeres en puestos senior. Aquí se toma en serio a las mujeres, punto.»
¿Cuál ha sido el mayor cambio que Phished ha supuesto para ti?
«La confianza. Desde el primer día he sentido que confían en mí para hacer mi trabajo a mi manera. Hay acompañamiento y coaching, pero incluso creciendo seguimos trabajando de forma cercana. Existe un verdadero sentimiento de unidad.
Se nota que todos creemos en el producto. Esa misión de ayudar a nuestros clientes a alcanzar cero incidentes forma parte de nuestro ADN.»
¿Este trabajo ha cambiado la forma en que ves tu propio potencial?
«Totalmente. Hoy tengo mucha más confianza en mí misma. Antes dudaba mucho, me preguntaba si sería capaz. Ahora lo sé, y no tengo miedo de hablar y hacerme oír.
Tener un equipo que te apoya y un entorno donde puedes aprender de tus errores marca una diferencia enorme.»
Para terminar, ¿qué le dirías a una mujer que ve una de nuestras ofertas de empleo y piensa: “Esto no es para mí”?
«Que se lance. De verdad. No necesitas ser técnica desde el primer día; lo aprenderás sobre la marcha. El crecimiento viene con la experiencia y no estarás sola. Te apoyamos y aquí eres más que bienvenida.»



